Yo, Paco Parejo

 

Los Pajaritos, años 60. Los Alcores, la actualidad.
                                                                           

 






Presentándome

 

            

Nací en Sevilla. En realidad, mi nombre es Francisco José, pero la gente del teatro comenzó a llamarme Paco y, como no me pareció mal, pues... Quisiera  presentarme a quien leyere de un modo sencillo y resumido. Veremos qué tal sale.

Soy autor teatral, es decir, dramaturgo. Comencé a escribir teatro a los diez años. Aquella primera obra se titulaba La Naturaleza. No existían personajes humanos, sólo seres fantásticos, animales y plantas; incluso el aplauso final -que también lo consideré- era representado por un fenómeno atmosférico: la lluvia. De este modo, el patio de butacas se dedicaría a admirar en silencio. (...) No sabes cuánto hubiese dado por conservar aquellos papeles. A mamá no le gustaba que yo dejase por medio ni juguetes ni otras cosas prescindibles.

Gracias a mi padre, dispuse de una magnífica biblioteca, que ya estaba en casa cuando yo llegué, de modo que ambos fuimos creciendo con el paso de los años. ¡Qué suerte la mía! En ella encontré ―siendo aún muy pequeño, quizás siete u ocho años― algunos libros de la colección Voz e imagen, de la editorial Aymà, de los cuales uno de ellos llamó extraordinariamente mi atención por la imagen de su portada, y otras similares que hallé en el interior del libro. Se trataba de El concierto de San Ovidio, de Antonio Buero Vallejo.

En 1977, el director del colegio en que estudiaba organizó una obra de teatro. Se iba a representar en el Teatro Lope de Vega. Uno de los días que fuimos a ensayar, coincidimos con una compañía, que finalizaba sus ensayos. Me acerqué a ellos y, a petición mía, me enseñaron sus guiones: en aquel momento, fui el chaval más afortunado del mundo. El 19 de abril de aquel año, el Teatro pasó a depender del Ministerio de Cultura, situación que anuló nuestra actuación en aquel escenario.

Durante mi infancia y juventud, fui muy feliz jugando al futbol, escribiendo y pintando.

Avatares de la vida, me obligaron a salir de España. Trabajé en muy diferentes oficios; estudié dramaturgia y dirección de escena. Nunca dejé de escribir. Años después, volví a España. Continué trabajando en lo que podía, y escribiendo, siempre escribiendo y, como siempre, sin preocuparme por la publicación  o representación de las obras.

  Hoy vivo en Los Alcores (Sevilla). Mi producción literaria aumenta de modo considerable. Jamás me he presentado a concurso de narrativa dramática. Sigo leyendo (teatro), escribiendo y luchando.

 

F. J. P. S. 

 

 







 








 

                                                            

 

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