A esa caterva de inconscientes (Didáctica para contemporáneos)

Tiempo aproximado de lectura: 1 minuto y 9 segundos. Por las tardes se os veía en la calle merendar pan con chocolate. Erais (éramos) hijos de obreros. En casa, los mayores hablaban del pasado con cierta templanza; otros, también mayores, comentaban el futuro incierto. El sol de primavera nos acariciaba la cabeza mientras corríamos detrás del balón o saltábamos a pídola. A veces, el pan y el chocolate rodaban por el suelo, pero no había problema: se recogía, se soplaba y seguíamos disfrutando. Después, llegaba papá del trabajo, siempre invicto. Mamá vigilaba nuestra seguridad desde el balcón o la ventana. Las tareas podían esperar un rato más; o quedarse sin hacer. Los años pasaron y todo cambió. Necesariamente, nuestras expectativas tenían que cambiar. Ya lo anunció Jarcha con su canción Libertad sin ira , un manifiesto de paz y concordia. Poco después, a partir del año siguiente, vimos cómo aquella canción se convirtió en un ingenuo deseo. La España cain...