Breve loa a una joven pareja
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A pesar de todo lo dicho en este blog (y tal vez por ello), me reconforta saber que existe una joven pareja, casi adolescente, que camina cada noche, siempre poco antes de las once y media, por la calle donde vivo para detenerse y despedirse junto a la segunda bocacalle a la izquierda. Desde allí, él espera hasta que la chica ha entrado en la casa de sus padres. Después, el chico desanda el camino con paso ágil y las manos en los bolsillos.
A ninguno de los dos conozco —ni falta que hace— , pero su visión casi diaria me hace sentir paz y, ¿por qué no decirlo?, una cierta nostalgia.
Incluso habiendo expresado aquí mis temores y mi pesimismo por el futuro próximo, he encontrado un motivo para acariciar, como se acaricia a un gorrión herido, una pequeña esperanza de cara a los años venideros y a la buena voluntad de la gente.
No sabemos si la joven pareja se plantea una vida en común. Ni siquiera sabemos si los hados les serán propicios para continuar juntos su andadura amorosa. ¡Quién sabe!
Sin embargo, a mí me vale con su presencia, me vale saber que existen, y que caminan de la mano, en secreta conversación, en la noche ya apurada, cercana la hora de estar a solas con uno mismo, la hora de los pensamientos alentadores e ilusionados que, a veces, nos hacen suspirar de alegría.
FJPS
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