Carta abierta a la gente de teatro

(Ex animo)

  Sí; desde el corazón. Porque con la razón ya sabemos lo que suele ocurrir. 

Tomada del teatro Arriaga

 Después de cuatro años consecutivos entrevistando (cuando no en disimulada persecución), a los que yo llamo gestifaltes (de gestor y gerifalte) del teatro en España, la conclusión que extraigo de esta experiencia es que se representa, se contrata, se produce no lo que el público desearía, sino lo que el público debe presenciar. 
Es posible que para muchos de vosotros esto no sea una novedad. Sin embargo, creo importante decirlo o, quizás, repetirlo. La aplicación de esa directriz depende de ciertos antecedentes y, obvio, presenta una serie de consecuencias. 

Del corazón me saldría ahora una larga lista de improperios dirigidos a esos gestifaltes, por quitar el pan de la boca a las pequeñas compañías y a los actores y actrices que buscan, con el desánimo encima, un lugar en el escenario. ¡Todo está vendido ya! 
Nadie ignora que siempre son los/as mismos/as quienes acceden a las subvenciones. Pero hay algo aún peor, y que yo he visto y presenciado: el montante de la subvención está en el bolsillo del elegido/a incluso antes de que la solicitud adquiera carácter oficial. Y. claro está, así no hay modo de ejercer competencia. 

Respecto al público y a las obras que se le ofrece, es una cuestión tan manida ya, que da la sensación de que nada se puede hacer por solucionarla. Sin embargo, si lográramos encontrar una vía alternativa (con nula politización), quizás fuera posible ofrecer una mayor variedad en cuanto a temática y autores a representar. 
Ya lo he contado otras veces: durante mi época en Sídney, hacíamos bastante teatro de calle, y no como acción social de protesta, sino con la intención de dar a conocer obras y montajes que no lograban llegar a los escenarios y, de este modo, en bastantes ocasiones, alcanzábamos nuestro propósito. Pero estamos en España, y nuestro público es el español. La influencia que la ideología política ejerce sobre el teatro en España es monstruosa (4ª acepción DRAE: "enormemente vituperable o execrable"). Entendemos, pues, que alguna gente de teatro se acerque, de una u otra forma, a la inacabable ubre del Estado. 

La supervivencia de algunas compañías de teatro, depende inexcusablemente de las ayudas que pudieran recibir. Pero esas ayudas siempre van dirigidas a gente que forma parte del círculo, de la caterva. 
En una entrevista concedida a La verdad de Ceuta, nuestro director de escena José Carlos Plaza comenta que "lo que hace falta es llevar las funciones a los pueblos, lo que hizo Lorca cogiendo la furgoneta y llevarlo a todos sitios". entrevista a José Carlos Plaza
Los tiempos no están para semejante odisea, pero algo habrá que hacer. La situación actual del teatro en España, debería ser motivo de reflexión y de acción para toda la gente que se dedica al teatro con la gloria robada. 


FJPS




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