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  Toda la verdad sobre mis estrenos póstumos (Circunstancias, pelos y señales) Lugar donde viven las almas     Hablar de uno mismo abiertamente y sin ambages puede resultar difícil tarea. En estos tiempos, en que casi todos nos hemos vuelto reservados, cautelosos y recelosos con nuestra intimidad, quizás resulte incluso estrambótico declarar ciertos pensamientos, sentimientos y emociones en un foro como este que, aunque muy similar al efecto de clamar en el desierto, ofrece alguna que otra satisfacción al comprobar que algunas personas han asistido.  Pues bien. Hace un año y medio aproximadamente, la de la guadaña me rondó. Según dicen mis allegados, a una cierta distancia. Pero me rondó. Desde entonces, no he dejado de pensar ni un solo día en aquel suceso. Es cierto que se trataba de la primera vez en mi vida que me había visto en tal circunstancia. Quizás por ese motivo la impresión fue mayor y más traumática.  En aquellos días, la editorial Éride acababa de publicar mi Viuda... Era
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  A esa caterva de inconscientes (Didáctica para contemporáneos)  Por las tardes se os veía en la calle merendar pan con chocolate.  Erais (éramos) hijos de obreros. En casa, los mayores hablaban del pasado con cierta templanza; otros, también mayores, comentaban el futuro incierto. El sol de primavera nos acariciaba la cabeza mientras corríamos detrás del balón o saltábamos a pídola. A veces, el pan y el chocolate rodaban por el suelo, pero no había problema: se recogía, se soplaba y seguíamos disfrutando. Después, llegaba papá del trabajo, siempre invicto. Mamá vigilaba nuestra seguridad desde el balcón o la ventana. Las tareas podían esperar un rato más; o quedarse sin hacer.  Los años pasaron y todo cambió. Necesariamente, nuestras expectativas tenían que cambiar. Ya lo anunció Jarcha con su canción Libertad sin ira , un manifiesto de paz y concordia. Poco después, a partir del año siguiente, vimos cómo aquella canción se convirtió en un ingenuo deseo. La España cainita salió a flo
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  « ¡Eso es mentira!» (Parábola)      julia.  —  (Al cabo, levanta la mirada y grita.) ¡Eso es mentira! Como todo lo demás que me dices sobre nosotros... sobre nuestra relación... sobre nuestro futuro. Sí... No me mires con esa cara de pánfilo. Tú sabes muy bien de qué estoy hablando. ¡Claro que lo sabes! (Breve pausa.) ¿Hasta dónde pensabas llegar? Dímelo... Sé valiente y dímelo. (Leve e irónica sonrisa.) Tú no dices nada... Te sientas ahí y me observas sorprendido... como si mis palabras las pronunciara alguien que desvaría. Pero sabes que no. Sabes que estoy diciendo la verdad. Una verdad que no es nueva para mí... ¿Quizás esperabas que viviera mi vida a tu lado, rodeada de engaños, de falsedad? (Pausa.)  He aguardado hasta comprender que tus mentiras no eran malentendidos míos. Me ha costado algún tiempo darme cuenta de mi error, pero ha valido la pena. Imaginar una vida contigo es el peor de los males a los que podía sucumbir. Y pensar que lo hubiese hecho por amor... (Pausa.) ¿Ve
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  Carta abierta a la gente de teatro (Ex animo)   Sí; desde el corazón. Porque con la razón ya sabemos lo que suele ocurrir.  Tomada del teatro Arriaga  Después de cuatro años consecutivos entrevistando (cuando no en disimulada persecución), a los que yo llamo gestifaltes (de gestor y gerifalte) del teatro en España, la conclusión que extraigo de esta experiencia es que se representa, se contrata, se produce no  lo que el público desearía, sino lo que el público debe presenciar.  Es posible que para muchos de vosotros esto no sea una novedad. Sin embargo, creo importante decirlo o, quizás, repetirlo. La aplicación de esa directriz depende de ciertos antecedentes y, obvio, presenta una serie de consecuencias.  Del corazón me saldría ahora una larga lista de improperios dirigidos a esos  gestifaltes , por quitar el pan de la boca a las pequeñas compañías y a los actores y actrices que buscan, con el desánimo encima, un lugar en el escenario. ¡Todo está vendido ya!  Nadie ignora que siem
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  Exabruptos (Versión vespertina)       — Maldita sea la puta que lo parió.    — Sí, señor. Tiene usted razón. He degenerado como mis muertos.     — Pero tú apestas en vida, cabrón.     — Lo sé. De algo hay que vivir.  Esta conversación se repetía, con escasos cambios, una tarde detrás de otra en el marmóreo patio de la pensión Carmen.  Los inocuos espíritus de los niños allí fallecidos, revoloteaban cerca del techo y las paredes, cuando el sol ya había cambiado de acera y prendía de naranja los violentos campos de la nada.      — ¿Tendría usted diez euros para prestarme?    — Maldita sea la puta que lo parió.    — Sí, señor. Tiene usted razón. He degenerado como mis muertos.     — Pero tú apestas en vida, cabrón.     — Lo sé. De algo hay que vivir.    — Yo me cago en todos sus muertos.     — Tiene usted mi permiso. Lo acepto resignadamente. Es lo que suele suceder en estos casos.  FJPS    
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  Exabruptos  (Versión corta)   Se me ha venido a la memoria el asunto que señaló públicamente a Pedro Castro cuando dijo que los votantes de derechas son «tontos de los cojones». El entonces presidente de la FEMP enseñó sus cartas de la partida fracasada, es decir, se mostró violentado y victimizado. Y no le importó.  Los humanos solemos sentir vergüenza ante la demostración airada de nuestra pérdida. Ya Ramón Gómez de la Serna nos advirtió en sus Greguerías que «Del hombrecillo iracundo se ríe todo el mundo». Si revisamos nuestra experiencia vital, veremos que esto es así: sin embargo, al imaginar a un hombre presa de la ira, la cosa cambia.  Foto tomada de La Razón Todo este preludio me sirve para protegerme, tanto individual como colectivamente, de los decires malaventurados que pudiesen surgir de gargantas infectadas por generosa libertad, cuando no lo es.  Yo expongo mis miserias (flaqueza, debilidad, desdicha, infortunio,) porque, como he dicho más de cien veces, no tengo nada
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  Historia de una escalera , sin escalera   En la versión de esta obra, realizada por Juan Carlos Pérez de la Fuente , había escalera; lo que faltaba era la barandilla de la misma, circunstancia comentada con gracia por Victoria Rodríguez . Una anécdota sin relación alguna con el título ni la fotografía.  Representación en 1949, en el Teatro Español   ¿Qué hubiese sido de la obra La doble historia del doctor Valmy  sin teléfono en el escenario? ¿Y de Diálogo secreto sin mesa y mesita? ¿Y de El tragaluz sin las tijeras? Me centro en Buero Vallejo porque lo considero el dramático realista-simbólico más importante en el mundo. Sí. Conozco la obra de otros dramaturgos europeos y norteamericanos que usan formas semejantes de hacer teatro, a quienes nuestro autor supera en calidad.       A veces se habla de  teatro minimalista  sin precisar bien el significado del concepto. Lo cierto es que son varias las referencias: el término minimalista asociado al teatro se ha empleado indistintamente